El mejor premio del mundo
y no querido lector no es el dinero...
La verdad querido lector:
Solo queria llamar su atención para invitarlo a formar parte de la Resistencia, esa resistencia a la que pertenecío Berlin y que grito segundos antes que una rafaga de balas lo matáran en la casa de papel, donde disfrutamos cada minutos de nuestra caótica existencia siendo lo que somos y no lo que la vida quiere que se seámos y eso querido lector es el unico premio que usted y yo quizas en esta vida alcanzamos porque “Si no somos ni humanos de la fe, ni superhumanos”sólo nos resta, si puedo así decirlo, hacerle trampa a la vida y caminar sin mascaras, siendo de esa minoria que - en una época de juicios morales antes que humanos - feo la habrán de ver sin importarles el porqué.
Pero el día que la útopica rebeldia nos sirve el vaso lleno del privilegio del ser nosotros mismos, todos aquellos premios que vuelven locos a cualquiera, simplemente a usted, a mi y toda la resistencia, ya no nos llenan.
Eso si, usted los va aplaudir y hasta con gusto recibir pero hasta ahí, porque ser lo que usted es con el tiempo que le apropia, es su gloria y usted es de los pocos que dichoso la recibe todos los días.
Solo quiero dejarle claro que fácil no es querido lector si a la resistencia esta decidido a pertenecer, porque ser de los nuevos rebeldes no esta en ir contra del sistema, ser de la resistencia en estos tiempos es simplemente saber vivir y jugar en el sistema con todo lo que esto implica siendo lo que usted es, no lo que la vida y el algorítmo quieren que sea.
Bienvenido a la resistencia querido lector, no me despido, lo veo pronto, su compa jalapeño siempre libre y en movimiento.
le dejo el poema de Doris Leasing que el algorítmo me escupio e inspiro este newsletter y que me llego en el momento exacto :
Ser Rebelde - Doris Lessing
Ser rebelde lleva la vida entera,
borrarte los privilegios de la piel,
inscribirte en la soledad del desacuerdo,
dejar atrás a los usurpadores….
No hay premio a una rebelde
más allá de poder regar sus flores en el tiempo que apropia,
salir a dar de comer a las aves una mañana donde el capital devora,
sonreír con los dientes maltrechos ante la desventura del desayuno,
ser indigente en la casa que nadie sueña.
Las rebeldes saben de qué están hechos los premios,
rechazan los mendrugos que lanza la mano del opresor.
Una rebelde tiene como único premio la vida,
porque de ella nadie se apropia,
en ella nadie la usurpa,
porque es la única tierra propia de cada rincón donde duerme.
Su rebeldía alcanza siempre a cobijar el
desánimo del progreso
y si de paso una rebelde tiene la alegría
en soledad, ha vencido al mundo.
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